lunes, 3 de agosto de 2009

Teatro Jovellanos: Ocupen su localidad

¿Dónde van las butacas de teatro cuando ya no sirven? Parece ser que eso es lo que pensaron muchos usuarios del Jovellanos cuando supieron que el coliseo gijonés iba a cerrar por obras hasta febrero de 2010 y renovar, entre otras cosas, todos sus asientos.

Fueron muchos los interesados en dar asilo en sus casas a una de estas viejas butacas, conservándolas como recuerdo de los buenos ratos pasados en el teatro. Respondiendo a los deseos del público, el pasado cinco de mayo se celebró un sorteo que daba acceso a la compra de una o varias butacas. Aunque acudí con mucha ilusión, sabía que era complicado conseguir lo que quería: una butaca de pasillo del lado izquierdo; eso reducía mucho mis posibilidades. En resumen, no la conseguí.

Pero, como por arte de magia, el Viernes pasado mi compañero de piso recibió una llamada para ofrecerle justo la butaca que queríamos. Por lo visto, alguien la había reservado pero nunca pasó a recogerla ni a abonar los cien euritos que costaba.

Así fue como se cumplió mi sueño de tener un trocito del Jovellanos en mi salón. Es incomodísima y tiene alguna rozadura en la tapicería, pero me encanta. A partir de hoy me siento en la fila dos, en el número seis de los asientos pares.

5 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu adquisición, qué buena idea la de repartir las butacas entre los amigos del teatro...me da pena que las cambien, aunque incómodas me traen muy buenos recuerdos de los festivales de cine...!

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  2. Gracias, la verdad es que estoy encantada de la vida. Hoy la vio un tapicero y me dijo que era una obra de arte. Así que, aparte del valor sentimental, parece que es una buena compra. A ver qué butacas ponen ahora...

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  3. Aaaala! No lo sabía!!! Mira tú por donde, pediste la butaca... y al final llegó!! Este Universo es la pera...

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  4. ¿Lo dudabas, Airín? Pues claro que funciona: pide y se te dará... A veces tarda un poco, pero siempre llega.

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  5. yo tambien tengo una y creo que no la voy a tocar, se quedará tal cual en mi casa, sin polvo pero muy digna.

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