Los Secretos de Eva: Jen Café, Chinatown

Cuando el verano pasado volví a Londres después de tanto tiempo, enseguida me di cuenta de lo mucho que había cambiado la ciudad;

de lo que no fui consciente al principio fue de lo mucho que he cambiado yo en estos años: mis gustos, mis intereses, mis prioridades... Mi forma de ver Londres y el mundo en general, poco tienen que ver con la que tenía hace quince años.

Para que os hagais una idea, con dieciocho años, para mí Chinatown era un conjunto de callejones lúgubres que visitaba a la salida de los clubs de Leicester Square. Era el mejor lugar donde encontrar patatas recién fritas a las cuatro de la mañana.

Sin embargo, en esta ocasión, ya con una perspectiva más diurna del barrio, he descubierto algunos lugares interesantes.

Un buen día iba paseando por la zona al mediodía cuando me topé con estas dos chicas preparando paquetitos de pasta ante el ventanal de un restaurante.

Era todo un espectáculo, de hecho la gente se paraba a mirar, como si fuese el escaparate de una tienda. Al ver el mimo que le ponían, no me quedó otro remedio que entrar de inmediato para probarlos.

Aunque me gusta la cocina oriental, siempre me da un poco de pereza comer con palillos, se me da fatal y paso una vergüenza horrible. Siempre es la misma historia, mientras mi compañero de mesa come con una destreza envidiable y hasta un toque chic digno de un nativo de Hong Kong, yo me dedico a perseguir la comida por todo el plato, rezando para que ningún trozo salga volando.

Desde luego,esta vez me compensó hacer un poco el ridículo. Nada más entrar ya me inspiró confianza el hecho de que casi toda la clientela fuese china y que las camareras tuviesen un nivel de inglés muy inferior a lo que podemos llamar básico. Ambas premisas suelen ser garantía de que vas a tomar comida china de verdad, no un refrito hecho para europeos.
Eso sí, no espereis grandes lujos, mesas pequeñitas con banquetas alrededor, calendarios chinos horteras, vasos de plástico con pajita... No es el típico lugar donde te quedarías haciendo sobremesa; aún así, el Jen Café tiene su encanto.

Lo más importante es que los famosos dumplings caseros, rellenos de carne de cerdo y vegetales estaban deliciosos. También hay una versión vegetariana para los que no seais aficionados a la carne.

En cuanto al resto de la carta, ofrecen el clásico menú de restaurante chino: rollitos de primavera, pollo, pato o cerdo con arroz, noodles, varios tipos de té... Nosotros nos decidimos por el pato a la barbacoa con miel acompañado de arroz.