Trece años nada menos lleva Entrefotos apostando por la fotografía de autor, apuesta arriesgada donde las haya, ya que no es precisamente en nuestro país donde más valorado es este arte.
La feria se celebró entre el 27 y el 30 de Octubre en la Casa del Reloj, situada en el Paseo de la Chopera de Madrid, justo al lado de Matadero.
Allí se dieron cita treinta y cinco artistas, cada uno atendiendo personalmente al público en su stand durante los cuatro días que duró la feria.
Entre ellos, como ya os había adelantado, se encontraba por primera vez mi fotógrafo de cabecera, Rafael Fernández.
Después de una dura selección y varios meses de nervios y mucho trabajo, pasito a paso se va situando en el panorama fotográfico nacional, un camino arduo que sólo es capaz de recorrer quien tiene muy clara su meta.
En esta ocasión, como en las anteriores, sigue fiel a su estilo, presentando únicamente instantáneas captadas en la calle, sin posados ni artificios, simplemente atrapando ese instante decisivo tan fugaz del que ya hablaba Henri Cartier-Bresson.
En lo que se refiere a la técnica, únicamente copias analógicas producidas por él mismo en su laboratorio, una forma de trabajo tan poco frecuente que ya resulta exótica para algunos, con deciros que una niña, al ver los carretes, se acercó a preguntar que eran aquellos tubos... Definitivamente, asistimos al fin de una era, qué se le va a hacer.
Balance de la feria: inmejorable. Sólo pasar tiempo con personas que hablan tu mismo idioma y se entusiasman con las mismas cosas que tú ya es, de por sí, gratificante. A esto hay que añadirle varios pluses: el buen ambiente con los compañeros, comenzando por el vecino de stand, J.M. Magano;
+info: http://www.entrefotos.net/
http://www.fotorafafernandez.blogspot.com/
La feria se celebró entre el 27 y el 30 de Octubre en la Casa del Reloj, situada en el Paseo de la Chopera de Madrid, justo al lado de Matadero.
Allí se dieron cita treinta y cinco artistas, cada uno atendiendo personalmente al público en su stand durante los cuatro días que duró la feria.
Entre ellos, como ya os había adelantado, se encontraba por primera vez mi fotógrafo de cabecera, Rafael Fernández.
Después de una dura selección y varios meses de nervios y mucho trabajo, pasito a paso se va situando en el panorama fotográfico nacional, un camino arduo que sólo es capaz de recorrer quien tiene muy clara su meta.
En esta ocasión, como en las anteriores, sigue fiel a su estilo, presentando únicamente instantáneas captadas en la calle, sin posados ni artificios, simplemente atrapando ese instante decisivo tan fugaz del que ya hablaba Henri Cartier-Bresson.
En lo que se refiere a la técnica, únicamente copias analógicas producidas por él mismo en su laboratorio, una forma de trabajo tan poco frecuente que ya resulta exótica para algunos, con deciros que una niña, al ver los carretes, se acercó a preguntar que eran aquellos tubos... Definitivamente, asistimos al fin de una era, qué se le va a hacer.
Balance de la feria: inmejorable. Sólo pasar tiempo con personas que hablan tu mismo idioma y se entusiasman con las mismas cosas que tú ya es, de por sí, gratificante. A esto hay que añadirle varios pluses: el buen ambiente con los compañeros, comenzando por el vecino de stand, J.M. Magano;
intercambio de conocimientos y obra con los otros artistas, éxito de público, buenas críticas a tu trabajo, nuevos contactos, proyectos de futuro, algunas ventas, el apoyo de amigos madrileños y asturianos en el exilio y las visitas de la familia.
Y ahora que todo ha acabado, vuelta al trabajo de calle hasta la próxima exposición; después de todo, los pies del fotógrafo están hechos para el asfalto más que para las moquetas. 
Y ahora que todo ha acabado, vuelta al trabajo de calle hasta la próxima exposición; después de todo, los pies del fotógrafo están hechos para el asfalto más que para las moquetas. 
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