martes, 29 de septiembre de 2015

Hasta la vista, Copito

Hoy, muy a mi pesar, se escribe el último capítulo de la historia de Copito, una historia bonita pero que termina antes de lo esperado. Parece que fue ayer cuando me enamoré de este sordito de mirada triste nada más ver su foto en internet, pero ya han pasado cinco años y medio. Este gatín hizo realidad mi sueño de tener una mascota para mi sola y creo que yo también el suyo de encontrar un sitio al que llamar hogar.
Me consideraba su amiga, no su dueña, por eso nunca le puse collar ni traté de cambiarle ese nombre hortera  que tenía por uno de los otros mil que me parecían más adecuados para una criatura tan preciosa.


Descansa en paz, gorditín. Doy gracias a Dios por haberte puesto en mi camino; cada día contigo era una aventura. Sin duda tenerte a mi lado fue una de esas cosas que hacen que la vida valga la pena. 

domingo, 27 de septiembre de 2015

Una tarde en Wicker Park, Chicago

La historia de Wicker Park, como la de muchos otros barrios repartidos por la geografía norteamericana, se explica con dos palabras: inmigración y gentrificación.
Allá por el siglo XIX la zona estaba poblada por familias noruegas y alemanas. De hecho aquí edificaron sus mansiones los fabricantes de cerveza más destacados de la época. 
Tras la Segunda Guerra Mundial lo ocuparon exiliados polacos que construyeron hermosas iglesias de estilo neorenacentista y neobarroco.
Estos dieron paso a los latinos que llegaban a la ciudad huyendo de los elevados alquileres de vecindarios más ricos durante la década de los sesenta y setenta del siglo pasado.
En los ochenta y noventa aterrizaron los artistas a establecer sus estudios y galerías y atraídos por el ambiente bohemio, tras ellos como suele ocurrir llegaron los hipsters. El resto es lo que podéis ver ahora: tiendas de ropa trendy, cafés, bicis, chicas con gafas de pasta y modernos barbudos.
Y conste que no lo digo como algo negativo. Al contrario, pasear por Wicker Park un sábado por la tarde es una delicia. ¿Te apetece acompañarme? Pues vámonos.
Te advierto que soy de ésas que nada más salir de casa a hacer un recadito tengo que pararme a tomarme un café, me acostumbré de pequeña cuando salía por las tardes con mi madrina y se me ha quedado grabado a fuego.
Así que vamos a hacer una pausa en La Colombe, justo al lado de la estación de tren, una cafetería de esas para los muy cafeteros con una amplia gama de productos de alta calidad procedente de comercio justo.
El local no es muy grande, apenas una esquina bajo las vías del tren, pero la decoración y el ambiente tranquilo y agradable lo hacen un lugar especial.
Puedes encontrar otros establecimientos de La Colombe Torrefaction en otros barrios de Chicago como West Loop y Andersonville. 
Continuamos ruta por North Damen Avenue dando un paseo y admirando los preciosos edificios de viviendas, no olvides que si por algo es famoso Chicago es por su arquitectura que se ha respetado sin elementos disonantes que la afeen.

Pero no nos entretengamos mucho si queremos disfrutar de una cervecita o un tequila en la terraza de la taquería Big Star, que el tiempo es muy cambiante en esta que llaman "la ciudad del viento"  y se puede levantar el temporal en cualquier momento.
En Big Star, además de dejarse ver, se pueden degustar tacos y margaritas. Como ya he señalado en anteriores posts la influencia mexicana está presente en toda la ciudad de Chicago.


Wicker Park no es una excepción, también se pueden ver allí coloridos murales como los de Pilsen.

En este barrio todo es tan ideal que hasta el Walgreens de la esquina está alojado en un antiguo banco que parece un palacio, mira qué techos.
Por cierto, que la apertura de esta cadena en la sede del Nobel bank trajo cierta polémica por la amenaza que podía suponer para el pequeño comercio de la zona.
Parece ser que al final no resultó tan problemático y después de tres años convive pacíficamente con otras tiendas más pequeñas como Mojo Spa, dedicada a los cosméticos artesanales donde igual te puedes hacer la manicura que comprarte un jabón que parece un trozo de tarta y huele igual de bien que si lo fuera.
Si no te van los potingues, seguro que puedes pasar una tarde entretenida en Reckless Records, una tienda de discos mundialmente conocida por los buscadores de vinilos y rarezas varias.
Como ya sabéis, yo no tengo ni paciencia ni conocimientos suficientes para buscar incunables en cajones polvorientos pero el fotógrafo sí que se hizo con algún tesorito de los años ochenta y yo aproveché para comprar DVDs de segunda mano de mis series favoritas.

Además de los otros dos establecimientos de Reckless Records que hay en Chicago no debes perderte Dusty Groove, otro referente en lo que a compraventa de discos se refiere.
Esto de darle a la tarjeta de crédito da mucha hambre, así que no queda otra que ponerse a la fila para cenar en Piece. Se siente, esto es America, desconfía de los restaurantes donde no hay que hacer cola.
El nombre me parece de lo más ingenioso, un juego de palabras entre las palabras "porción" y "paz" en inglés acompañados de un logo que representa una pizza pero también nos recuerda al símbolo de la paz.

Este establecimiento debe su fama a las magníficas pizzas que allí se sirven, pero también a las variedades de cerveza elaborada por ellos mismos y merecedoras de numerosos premios.
Mi favorita de la carta es la Swingin' Single, una cerveza de trigo que resiste sin problema la comparación con la Paulaner o la Franziskaner, por citar algunos gigantes del ramo.
La bebida se puede consumir en el propio local pero también hay la posibilidad de adquirir esta garrafa tan chula y llevarla a rellenar como hacía yo de niña en la vinotería de mi calle.
Otras cervezas de la carta, con nombres igualmente divertidos son la Light n curvy, la Raw Dawg o la Flatiron Stout.
En cuanto a las pizzas, no esperes encontrar aquí la contundente stuffed pizza de Chicago; éstas están elaboradas con masa fina e ingredientes más ligeros y digestivos.
Una vez cenados es el momento de tomar el metro de vuelta desde la estación de Damen y volver al apartamento del Near West Side.
Por cierto, toma nota de este vecindario un poquito más al sur, que con sus flamantes lofts y sus modernos restaurantes tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo barrio de moda.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Candamo en tiempos de guerra

Más razón que un santo tenía el tal Cicerón cuando dijo eso de: "Quien olvida su historia está condenado a repetirla".
Es cierto que el tema de la guerra civil aún levanta ampollas en España y que ochenta años después quedan viejas heridas que cerraron en falso; pero yo soy de las que opinan que desde el respeto y la comprensión mutua no hay nada de lo que no se pueda hablar.
Lo que pasó, pasó y ocultarlo no sirve de nada. Mejor tenerlo bien presente y aprender de los errores de nuestros mayores para no volver a caer en ellos.

Ése parece ser también el espíritu de "Candamo 36-37", las Jornadas de recreación histórica que se celebraron en Grullos (Candamo) el fin de semana pasado.
La organización corre a cargo de los miembros de la Asociación Frente del Nalón en colaboración con el Ayuntamiento de Candamo y  la Asociación de Vecinos de Grullos. 

De hecho, si yo me entero de las cosas que pasan en Candamo es gracias a mi amiga y compañera Nuria Cuervo, miembro de la asociación de vecinos y responsable del perfil de Facebook "Candamo ye perguapu" y a José Luis Suárez, concejal de cultura de Candamo y uno de los fans más fieles de este blog.
De todos los actos del fin de semana, que incluían charlas, rutas guiadas por los alrededores y hasta una verbena con cupletista incluida sólo pude asistir a la representación de la batalla que tuvo lugar el sábado por la tarde.

Eso sí, antes de dirigirme al frente tuve tiempo de visitar el Museo vivo, una muestra de la vida cotidiana civil y militar de la época.
Junto a la iglesia se había desplegado un puesto de socorro, una escuela itinerante de las milicias culturales y un puesto de mando con sus mapas de guerra y todo.

Llegada la hora acordada, las 6.15 de la tarde, y una vez arengados ambos bandos por sus superiores, nos trasladamos todos a una finca cercana donde dio comienzo la recreación de la batalla del Mazucu que se desarrolló en los Picos de Europa y las proximidades de Llanes en septiembre de 1937.
No me las voy a dar de erudita contigo, confieso que para entender lo que allí se había escenificado tuve que tirar de libro de historia al llegar a casa.

Estoy pez en lo que se refiere a historia contemporánea de España y eso que esta guerra tocó de cerca a mi familia, como a tantas otras, y se llevó por delante a mis dos abuelos.
Parece ser que la batalla del Paso de Mazucu entre republicanos y carlistas fue una de las más sangrientas de la contienda y además resultó decisiva para la entrada en Asturias del bando nacional.

Alrededor de cien participantes reprodujeron en treinta minutos este enfrentamiento en el que tomaron parte en su día treinta y tres mil soldados de las Brigadas Navarras capitaneados por el teniente coronel José Solchaga Zala y unos cinco mil republicanos con el coronel de la Guardia Civil Juan Ibarrola Orueta.
Reconozco que me impresionó la profesionalidad de estos actores y el despliegue de medios con petardos y voladores que hacían las veces de disparos y bombas.

No hay que olvidar que se trata de simples aficionados que hacen esto desinteresadamente, sin embargo van perfectamente uniformados con elementos originales de la época y su actuación es de lo más convincente. Aprovecho para darles la enhorabuena a todos los participantes y agradecerles la buena tarde que me hicieron pasar.
 Qué bueno sería que la guerra de verdad hubiese terminado como ésta:
 Con un abrazo, una foto de grupo y unas sidras en el chigre.