viernes, 17 de abril de 2015

Casa Fermín, Oviedo

Me da un poco de vergüenza reconocer que, aficionada como soy al buen comer y estando tan cerca de mi casa, nunca había estado en Casa Fermín, a pesar de que con frecuencia había oído hablar maravillas de su servicio y su cocina. Así que hace algunas semanas nos fuimos el fotógrafo y yo a probar su menú degustación y juzgar por nosotros mismos.
La casa fundada en 1924 nació en el Fontán y después de pasar por diversas ubicaciones se asentó hace ya treinta y dos años en la calle San Francisco, a medio camino entre la Plaza de la Escandalera y la catedral de Oviedo. Un restaurante espacioso, clásico, muy del gusto ovetense, donde se intuye una clientela fiel de visita semanal sin que ello impida que al que llega de nuevas se le trate con idéntico mimo.
Al frente de la sala está María Jesús Gil, tercera generación de familia de hosteleros. Una magnífica anfitriona a la que no hace falta conocer para darse cuenta de que lleva este negocio en la sangre. Desde que entras por la puerta María Jesús te recibe con una sonrisa, está pendiente de ti como si fuera una madre: que si te parece bien la mesa en la que te han puesto, que si tienes problemas con el pescado crudo, que si hay algo que no te guste para sustituirlo por otra cosa en el menú... Es esa atención al detalle que distingue un restaurante de calidad de uno mediocre.
Tras los fogones tenemos a su esposo Luis Alberto Martínez. Si os interesa el tema de la restauración en Asturias seguro que ya lo conocéis, profesor de cocina en la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón y presente en numerosos eventos culinarios, Luis Alberto practica esa cocina que a mí tanto me gusta, la que respeta la materia prima y la tradición asturiana pero siempre con un toque de vanguardia que logra sorprenderte. Basta charlar un rato con él para darse cuenta de que no es de los que se duermen en los laureles, de que sigue investigando cada día y mostrando interés por lo que ocurre en el panorama gastronómico nacional y por lo que tienen que contar los cocineros más jóvenes.
Sin duda María Jesús y Luis Alberto son una de esas parejas que forman un gran equipo, pero ojito que ya ha llegado su hijo Guillermo para sumarse al proyecto, la cuarta generación de Casa Fermín. Con estas altísimas expectativas comenzaba mi visita y ya os adelanto que se cumplieron al cien por cien.
Para empezar, la carta de vinos me sorprendió gratamente por lo completa, sin descuidar las principales denominaciones españolas e incluyendo también un buen número de referencias extranjeras. Nosotros optamos por un caldo valenciano, Mestizaje crianza, elaborado por la bodega El Mustiguillo en el Pago El Terrerazo, Utiel con la variedad de uva bobal, una gran desconocida que merece la pena probar. Ya servido el vino comenzamos con el menú degustación:
Croqueta cremosa de jamón y caramelo de morcilla. No es que la morcilla me haga  mucha gracia, de hecho no la pruebo jamás y la detecto a kilómetros, sin embargo la textura y el sabor eran tan delicados que hasta yo tuve que rendirme y darle una oportunidad.
 Espuma de patata trufada y torto de maíz.
Ostra escabechada con agua de mar y fruta de la pasión. Me encantó la presentación en ese plato en forma de concha y la mezcla de dos sabores tan potentes.
 
Taco de salmón ahumado con yogur, aceite de vainilla y germinados. Aunque les gusta innovar e ir cambiando la carta, este plato siempre tiene que estar en el menú de Casa Fermín por deseo expreso de sus clientes. Su presentación hace que entre por los ojos, pero no eclipsa la magistral forma de trabajar el salmón que tienen en esta cocina. 
Tartar de atún rojo. Ya sabéis que lo mío con el atún rojo es un idilio, me enamoré de él en Tokyo y desde entonces no desaprovecho las pocas ocasiones de tomarlo que se me presentan y quiero recalcar que éste no tiene nada que envidiar al japonés.
Langostino en tocino ibérico con mini verduras y jugo de carne, fantásticas combinación de tierra y mar con una salsa deliciosa.
Setas salteadas con castaña y trufa Melanosporum. La elección es difícil pero si tuviese que votar el mejor plato del menú creo que sería éste que incluye tres de mis alimentos favoritos.
Salmonete de roca con quinoa de bellota. El pescado insuperable, en cuanto a la guarnición, era la primera vez que probaba la quinoa y me pareció un cereal interesante, me sorprendió que ni la intensidad del jamón consiguiese tapar su sabor.
Rabo de buey con cuscús de manzana y Ras Al Hanut, un plato muy especiado, de clara influencia marroquí; aunque la cocina de nuestros vecinos no es mi favorita y me suelen gustar más las partes magras del buey, reconozco que el plato funciona muy bien.
 Milhojas de yogur y vainilla con helado de frambuesa; se puede calificar de postre estrella, indescriptible, no diré más...
 Pastel de chocolate con manzana y helado de cuajada de oveja, que realmente sabía a leche de oveja.
Para rematar la comida unos Petits fours acompañando los cafés, bombón de roca de chocolate blanco y gominola de naranja.  Y con esto me despido  por hoy agradeciendo a María Jesús y Luis Alberto su buena acogida y su atención. Tendré que estar atenta para volver cuando cambien el menú...
Casa Fermín
C/ San Francisco, 8
Oviedo

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