domingo, 20 de mayo de 2018

Elvis de Memphis

Bueno, en realidad no. Elvis Presley no nació en Memphis, ni siquiera en el estado de Tennessee. Era originario de un pueblo de Mississippi, en el condado de Lee, llamado TUPELO. Si te interesa la toponimia te gustará saber que este curioso nombre se lo dan los árboles así llamados que abundan en la zona.
A las afueras de esta localidad se encuentra Elvis Presley Birthplace, un complejo que incluye un pequeño museo con tienda de memorabilia atendido por unas simpáticas señoras que por edad perfectamente podrían haber sido compañeras de pupitre de Elvis.
Además se puede visitar la diminuta casa de madera donde nació el artista en 1935 y que habitaron los Presley hasta su traslado a Memphis buscando la anhelada estabilidad económica que tanto se les resistía.
No exagero al calificarla de diminuta porque cuenta con dos únicas piezas: la habitación y una cocina comedor, el baño o una habitación individual para el niño brillaban por su ausencia. He aquí otro ejemplo de ese sueño americano tan arraigado en la sociedad estadounidense, el convencimiento de que alguien humilde puede llegar a lo más alto gracias a su talento y al trabajo constante.
A pocos metros de la casa se encuentra la iglesia pentecostal First Assembly of God, el lugar donde el niño Elvis tuvo su primer contacto con la música gracias al Gospel de los feligreses afroamericanos que la frecuentaban.
Para un adolescente de trece años que ya comenzaba a desarrollar sus gustos musicales mudarse a Memphis tuvo que ser una experiencia única. A la ciudad llegaban río arriba, procedentes de pueblos como Vicksburg o Clarksdale los mejores músicos del denominado blues del Delta que fueron una gran influencia en su posterior carrera.
La vida musical y nocturna se concentraba ya en los años cincuenta en BEALE STREET, y aún lo hace hoy. Esta emblemática calle recibe el merecido sobrenombre de Home of Blues. Ahora a los bares con música en directo se suman los locales de comida rápida, las tiendas de recuerdos y los artistas callejeros.
Cada tarde noche la recorren turistas y aficionados al blues; durante la semana está muy concurrida pero el sábado por la noche es casi impracticable. Con el agravante de que durante el fin de semana es necesario hacer cola y pasar un control policial con presentación de documentación y cacheo incluido para acceder a Beale Street. Como anécdota os diré que en todo el estado de Tennessee te exigen el carnet cuando pides alcohol. Al principio estaba medio emocionada pensando que aparentaba diecisiete, pero no, se lo hacen a todo el mundo...
En este ambiente se movía Elvis en sus primeros años de juventud. Seguro que entonces ni se atrevía a soñar que andando el tiempo llegaría a tener una estatua al final de la calle y su nombre en el pavimento, que aquel chavalete pronto sería coronado rey del Rock and Roll.
THE ARCADE RESTAURANT tiene solera y personalidad propia como para merecer una visita. Este negocio familiar situado en South Main Street y fundado en 1919 presume de ser el diner más antiguo de Memphis.
A la entrada hay una de esas placas doradas y verdes que atestiguan que forma parte del registro de lugares históricos de los Estados Unidos. Quizá precisamente por ser tan corta, los estadounidenses estudian y documentan su historia con más mimo que ningún otro país del mundo.
Por si no fueran estos motivos suficientes para comer en The Arcade, da la casualidad de que también era el restaurante favorito de Elvis antes de ser famoso; la mesa donde le gustaba sentarse está presidida por su foto y se denomina Elvis booth.
Dicen que su plato preferido era el sandwich frito de manteca de cacahuete y plátano, con esa dieta no me extraña que el pobrecito acabara tan gordo. Yo me conformé con un clásico de hamburguesa, patatas y Coca-Cola.
¿Te puedes creer que cada vez que me pongo esta camisa alguien me dice algo de ella y me pregunta si me la he comprado en Estados Unidos? Como ahora se llevan este tipo de bordados en las prendas vaqueras di por supuesto que pasaría desapercibida. Pero no, algo tiene la ropa de LANSKY BROS. que no deja indiferente a nadie.
Esta mítica tienda de Beale Street comenzó vendiendo ropa militar en 1946, pero los hermanos Lansky pronto se dieron cuenta de que ante ellos se habría un nuevo nicho de mercado, una juventud que  quería diferenciarse de sus mayores y demandaba otro tipo prendas  más coloridas y atrevidas, algo que les hiciese distinguirse del resto cuando salían a bailar. Así llegaron a tener clientes ilustres como Duke Ellington, Johnny  Cash, Roy Orbison o B.B. King.
Uno de esos muchachos pobres que miraban embobados las camisas y chaquetas que se exhibían en los escaparates de Lansky Bros. era Elvis, que antes de saltar a la fama se ganaba la vida como taquillero. Le encantaba vestir bien, pero su sueldo no alcanzaba para caprichos de dandi.
Un día le dijo al propietario esa famosa frase de "Cuando sea rico te compraré la tienda" y el le respondió algo así como "No me compres la tienda, compra en mi tienda". Y así lo hizo durante el resto de su vida, lució ropa de los más importantes diseñadores pero nunca olvidó su tienda de cabecera, que de vez en cuando cerraba para él o abría por las noches para evitar el revuelo de los fans que lo perseguían.
La chaqueta con la que actuó en el Show de Ed Sullivan era un diseño de la casa que catapultó a la fama a Bernard Lansky a la vez que a su ya amigo Elvis Presley. Bernard presumía de haber sido el primero y el último en vestir de traje al rey del Rock, la primera vez para su graduación y la última para su prematuro entierro.
Así el lema de Lansky Bros. es Clothier to the King, algo así como el "sastree del rey" y su publicidad hace continuos guiños a esta historia, instando a sus clientes a vestir "como un rey". Miles de fans visitan cada día la tienda original de Beale Street y sus filiales del hotel The Peabody y del Hard Rock Café buscando los modelos que el intérprete convirtió en clásicos.
Imposible no mencionar SUN RECORDS, el estudio de grabación donde comenzó la leyenda, convertido en un museo que ofrece una visita guiada excepcional, que durante algo menos de una hora explica su historia de forma amena y con todo lujo de detalles.
Sun Records era una modesta estación de radio y estudio de grabación situado en el número 706 de Union Avenue. Allí trabajaba el productor Sam Phillips, considerado el padre del rock and roll por apostar fuertemente por este género en sus inicios y descubrir a músicos como Jerry Lee Lewis.
Quiso el destino que un tal Elvis Aaron Presley, un camionero de dieciocho años que empezaba a hacer sus pinitos con la guitarra se dejase caer por el estudio para grabar un disco de acetato por tres dólares con veinticinco centavos. Ese dieciocho de julio de 1953 Phillips no estaba en la oficina; lo atendió su asistente, Marion Keisker que inmediatamente reconoció el diamante en bruto que tenía ante sí.
Aquella voz de negro en el cuerpo de un apuesto muchacho blanco, aquel estilo de interpretación que como él mismo dijo, no se parecía a nadie, hizo que Keisker hiciese a su jefe escuchar los dos temas grabados de Elvis y que insistiese en darle una oportunidad a pesar del rechazo inicial de Phillips.
Poco después Presley grabó su primer single en Sun Records con dos temas: That's all right y Blue Moon on Kentucky. El resto es historia, había nacido una estrella.

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