Entre los objetos expuestos, de anticuarios españoles, portugueses, alemanes y franceses, había un poco de todo: relojes, sellos, monedas, cámaras fotográficas, muebles,
postales de ésas que se compraban cuando tener cámara de fotos era un privilegio de ricos
porcelana
incluyendo piezas de la cotizadísima Limoges
muñecas como ésta, que me encanta
instrumentos musicales.
En el apartado HIFI, me quedo con este pick up con su maleta perfectamente conservada,
Y este otro quedaría genial en mi salón, con su mueble tan característico de finales de los años 60.
Pero lo que me dejó boquiabierta es este gramófono de 1840 que funciona como el primer día.
Encontramos viejos conocidos, como la tienda gijonesa "De Seis a Ocho". Estas son algunas de sus piezas.
Unos gemelos con su caja original en la que aún se lee el nombre de la óptica donde se compraron, un curioso souvenir de Paris,
o un circo de cartón con su público, banda de música, animales, payasos, malabaristas...Esta espectacular mesa china con incrustaciones de nacar y marfil es de una pareja de franceses que también tenía grabados como estos
y obras del corresponsal de guerra francés Georges Scott, que trabajó para la revista L'Illustration a principios del siglo XX.
En un mundo ideal, me habría comprado este bolso de cocodrilo de Guy Laroche, pero quedó automáticamente descartado cuando vi la etiqueta.
Eso sí, no me di por vencida, y en esta caja de tesoros, encontré mi joyita...
estos gemelos de nácar, que son preciosos y mucho más ajustados a mi presupuesto, je, je...
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