miércoles, 13 de abril de 2011

Tarde de Sábado en el East End

Hoy te propongo un recorrido para pasar la tarde del Sábado en el barrio más cool de Londres. Para empezar sitúate en el número 1 de Brick Lane y vete avanzando y dejándote sorprender hasta el final de la calle. Es facilísimo, como seguir el camino de baldosas amarillas. Si no conoces la zona, seguro que al principio tienes la sospecha de que te has equivocado, porque sólo verás carteles en hindi, buffets orientales, tiendas de saris... Pero a la altura del número 91, la calle se transforma radicalmente, mostrando un hervidero de tendencias y juventud en estado puro que ya van anunciando estos graffittis. ¿Qué tiene de especial el número 91? Pues que allí se encuentra "The Old Truman brewery", una antigua fábrica de cerveza donde tienen lugar todo tipo de eventos.

http://www.trumanbrewery.com/ Los fines de semana se celebra un mercadillo vintage en el sótano, muy concurrido y con precios muy razonables. La parte de arriba está dedicada a las exposiciones, en Junio pasado vi este proyecto fin de curso de los alumnos de Fotografía de la Universidad de East London. Ya veis que no se han molestado mucho en reformar el edificio, al contrario, han respetado ese aire industrial que tanto se lleva ahora. Para qué arreglar lo que no está roto..., como dirían ellos.
Justo al lado del "Old Truman Brewery" comienza un callejón llamado Dray Walk, donde se encuentra el club 1001 y...

El Story Deli: Uno de los locales que más me ha sorprendido últimamente, quizá precisamente por su sencillez, paredes blancas, techos altísimos, enormes mesas de madera, asientos de cartón duro o si lo prefieres, un ambiente más íntimo con sofás y velas al fondo.

Los cafés, la bollería cien por cien orgánica y las pizzas están buenísimos. Pero no nos engañemos, allí lo de menos es comer, más bien se va a ver y ser visto. Tanto el interior como la terraza son un desfile continuo de modernos y trendsetters, ¡pero si hasta había chicos con pajarita!

A pocos metros está The Vibe, con varios ambientes en el interior y una gigantesca terraza, un beer garden de esos que tanto les gustan a los ingleses.



Justo al fondo de Dry Walk está aparcado el Rootmaster, un autobús de dos pisos jubilado y convertido en restaurante vegetariano. Aunque no estoy segura de que siga ahí, según he leído en su web, está a punto de dejar Brick Lane, o quizá ya lo haya hecho. Si alguien va a Londres, por favor, que me lo confirme.Cuando consigas pasar del nº 91, una vez que te hayas probado ropa vintage, visto la exposición de turno y tomado un café, es el momento de seguir caminando hacia el final de Brick Lane.


Encontrarás pubs con encanto donde tomarte una cerveza y podrás curiosear en las tiendas.

Si me tengo que quedar con una, sin duda elijo Hunky Dory, en el número 226, con ropa y complementos de todo el siglo XX cuidadosamente seleccionados.




Esto ya habría sido más que suficiente para toda una tarde, pero la última vez que visité Brick Lane, me esperaba otra sorpresa. Ya de vuelta, cuando mis tres acompañantes y yo vagábamos un poco desorientados buscando la parada de metro más próxima, encontramos este local donde parecía haber una fiesta y todo el mundo pasaba sin invitación.


No soy de las que se cuelan en los saraos, pero por una vez decidimos entrar un rato a fisgar y resultó que aquello era la inauguración de la expo de fin de curso de los alumnos de Diseño y Fotografía de la St. Martins School.


Francamente, yo sólo conocía esta escuela porque de ella salieron diseñadores como: Galliano, Alexander McQueen o Stella McCartney, pero está claro que abarcan todas las disciplinas artísticas, no sólo la moda, porque hasta Francis Bacon tomó allí lecciones de dibujo en los años 20.

El caso es que pasamos un buen rato viendo los trabajos de los alumnos, tomándonos una copa gratis y escuchando la música del DJ, que por cierto era bastante bueno.

Cuando estás fuera cada día cunde como una semana en casa, es una aventura en la que nunca sabes con lo que te vas a encontrar. Por eso me gusta tanto viajar.

Un Sábado por la tarde en mi ciudad, podría resumirse en tres palabras: siesta, vinos, cine. No es que me parezca un mal plan, pero estareis de acuerdo en que no hay color...

1 comentario:

  1. No hija, no hay color...Vaya sitios estupendos nos enseñas. Cuando vayamos a Londres espero seguir las baldosas amarillas por donde tu has dejado las marcas...jeje, me encantó. Olga

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