miércoles, 15 de agosto de 2012

Hachiko, el perro fiel

En la literatura y también en la vida tendemos a utilizar la expresión "amor eterno" con cierta ligereza, pero en el caso de Hachiko, creo que es la que mejor define la lealtad que este perro guardó a su dueño hasta el último día de su vida.
Hachiko, un perro de la raza japonesa Akita, fue adoptado por el profesor Eisaburo Ueno de la Universidad de Tokyo en 1924 cuando era un cachorrito de sólo dos meses. Desde el primer día se creo entre ambos un vínculo especial, tanto es así que Hachiko iba todas las tardes a la estación de Shibuya a la hora en que su amo volvía del trabajo para recorrer juntos el camino de vuelta a casa.
Lamentablemente, una de esas tardes el profesor Ueno falleció repentinamente mientras impartía sus clases en la universidad. Hachiko lo esperó en la estación durante todo el día, y durante la semana siguiente y el mes siguiente y el año siguiente... convencido de que su amigo regresaría a por él.
No os creais que Hachiko quedó desamparado tras la muerte del profesor, ni muchísimo menos. Tanto su esposa como su hija intentaron llevárselo a casa, pero él se escapaba una y otra vez y volvía a Shibuya para sentarse en el sitio de costumbre. Nunca aceptó otro dueño que no fuese su querido profesor.
Hachiko llegó a hacerse muy popular, primero entre los usuarios de la estación y los comerciantes de la zona, que lo cuidaban y le llevaban comida; más tarde en toda la ciudad y en todo Japón. En 1934, aún en vida de Hachiko, se le homenajeó con una estatua de bronce en la plaza. 
Más tarde hubo que fundirla durante la segunda guerra mundial, pero en 1947 se construyó otra que está justo ante la salida principal del metro de Shibuya que lleva su nombre. Allí terminó sus días Hachiko, el 8 de marzo de 1935, sin haber perdido la esperanza de reunirse con su amo.

Aunque el cuerpo disecado de Hachiko se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales de Ueno, me gusta pensar que en cierto modo su sueño se cumplió, ya que parte de sus restos descansan para siempre en una caseta de piedra a los pies de la tumba del profesor Ueno, en el cementerio de Aoyama. 

1 comentario:

  1. Es una historia increíble de fidelidad, espero como tu que su alma este desansando junto a su querido amo.

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