Avilés, Martes 27 de Noviembre, Club de Prensa de la Nueva España. En una tarde fría y lluviosa la poeta Natalia Menéndez (Avilés, 1973) nos cita para presentarnos su último poemario publicado por Trabe: "El síndrome Kalashnikov".
Flanqueada por Esther Prieto de la editorial Trabe y por Saúl Fernández, crítico y redactor de la Nueva España, la autora nos desgrana algunos secretos de sus versos, concebidos entre 2006 y 2011. Dice Natalia que El síndrome Kalashnikov es el diario de una guerra: la batalla por la vida cotidiana, que unas veces se gana y otras se pierde.
Natalia y yo nos conocimos en nuestro primer día de universidad, se podría decir que nuestra amistad ya dura más que muchos matrimonios; es por eso que en mil y una de esas batallas hemos sido compañeras de trinchera y es por eso que en sus poemas aparecen mil y una imágenes de su universo privado para las que no necesito explicación: los diarios escritos en libretas, la casa de muñecas, los peces muertos, los vinilos de Morrissey...
La mejor manera de conocer a Natalia Menéndez es leerla, así que os dejo con "Grietas", una de las balas que dispara este Kalashnikov suyo que apunta directo al fondo del alma.
GRIETAS
En aquellos años de tránsito
nadie me habló nunca de renuncias.
Luego llegó el hambre de cuerpos,
la juventud disparada,
la vanidad, que a veces acentúa la herida
y golpea el cráneo con fondo animal.
Por aquel entonces deseábamos
apretar las tuercas del tiempo,
apurar la vida con violencia.
Íbamos cambiando de ruta,
improvisando los pasos.
Éramos muy jóvenes y no conocíamos el miedo.
Ignorábamos entonces que el tiempo
sería nuestro peor enemigo.
Y, ahora, la memoria es tan sólo una grieta,
y nosotros somos otros, un proyecto fallido,
acomodados cadáveres de aquellos sueños.
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