miércoles, 14 de noviembre de 2012

Restaurante Blanco, Cangas del Narcea

Conozco un grupo de amigos de Avilés que, de vez en cuando, se alquilan un autobús y se van a pasar el día a Cangas del Narcea exclusivamente para comer en el Blanco.
Bien vale la pena el viaje hasta Cangas para visitar esta casa de comidas que ya ha cumplido el medio siglo. Desde los tiempos de sus comienzos regentado por el matrimonio formado por Pepe Ron y Engracia Linde, pocas cosas han debido cambiar en la apariencia del chigre y el pequeño comedor del interior.
El Blanco nunca ha dejado de ser un bar de pueblo, acogedor y animado, ni creo que lo pretenda. Eso no quiere decir que no haya sabido adaptarse a los nuevos tiempos.

La carta de platos tradicionales de la cocina de carbón de Elvira se completa con las creaciones más vanguardista de su hijo Pepe Ron, mientras que otro de sus hijos ,Quique, se ocupa de la sumillería y la sala.
Sabía que el Blanco es uno de esos lugares donde uno puede sentarse con toda tranquilidad y dejarse sorprender con la total seguridad de que va a disfrutar.

Así que ni siquiera me molesté en abrir el menú, mi acompañante y yo le dimos a Quique carta blanca para que decidiese por nosotros de principio a fin.
Empezamos por el vino, Petit Hipperia, un tinto toledano de Pago de Vallegarcía.
Y a éste le siguió una fiesta para los sentidos que paso a detallaros a continuación:
 Cremoso de patata, boletus edulis y carrillera de cerdo ibérico.
 Bonito marinado con manzana verde y salmonejo.
 Crujiente de centollo y langostinos.
 Arroz meloso con boletus edulis, cigalas y trigueros.
 Bacalao confitado con verduras.
 Cachopín de jabalí relleno de queso de cabra con salsa de oporto, boletus y puré de manzana.
Llegados a este punto ya apenas me quedaba hueco. Las raciones eran más que generosas y llevaban salsas de verdad, de las que a mí me gustan, y no de esas que son un garabato pintado en el plato. Aún así, sería un pecado irse sin probar estos postres.
Como acompañamiento de los dulces nos ofrecieron una copita bien fría de Moscatel de la Marina, de Bodegas Mendoza.
 Praliné de avellana con natillas de vainilla y manzana verde.
 Helado de quesos asturianos con frutos del bosque.
Hay quien no perdona un chupito de whisky para rematar una comida memorable; café y The Balvenie, escocés de 12 años.
Me despedí de los hermanos Ron y del resto de su equipo con la promesa de volver a visitar su casa en cuanto tenga ocasión; y sin duda cumpliré mi promesa.
No sólo porque el Blanco ya haya pasado a formar parte de mi agenda de sitios especiales, sino porque ahora me ya he probado la cocina creativa de Pepe, me falta conocer la excelencias de doña Engracia. Pero eso será otro post...
Restaurante Blanco
Calle Mayor, 11 - Cangas del Narcea
Teléfono: 985 81 03 16
descanso domingo noche y lunes

4 comentarios:

  1. Me parece un lugar perfecto de los que ya no quedan y la fotogenia de los platos es tan buena como la combinación de sus ingredientes.
    Hay que probarlo!!

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  2. Buen reportaje, aunque echo de menos el precio. Sea caro o barato es bueno ponerlo, yo creo. Un saludo. Por cierto, igual voy esta semana santa.

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  3. Un lugar donde el gusto hace que te olvides del resto de tus sentidos y desees que esos sabores nuevos no se acaben nunca. Simplemente, especial. Me ha encantado. Un acierto total desde los entrantes hasta el postre.

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    1. Isa, me alegro mucho de que hayas disfrutado. Para mí es un honor que tengas tan en cuenta mis recomendaciones. Un abrazo.

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