Los Secretos de Eva: La Fábrica, Madrid

Es muy posible que ya hayáis oído hablar del nuevo espacio de La Fábrica, de cuya apertura, el 31 de Mayo, se hicieron eco revistas y blogs de todos los tipos.

A mí esto de los "espacios" me da mucha risa... Antes había tiendas de ropa, bares, galerías de arte, pero ahora todo son espacios, yo he llegado a odiar esa palabra.

Te advierto que colgar unas lomo de la prima del pueblo en tu tienda de lanas no la convertirá en un espacio; y me parece muy bien que hayas incorporado una pared de ladrillo a la cafetería de tus padres, queda de lo más neoyorkino, pero por más que llames muffins a las magdalenas, no es un espacio, sigue siendo el café-bar Pepe; sólo te engañas a ti mismo.

Bien, aclarado este punto, admito que lo nuevo de La Fábrica sí podría ser catalogado como un "espacio" de cuatrocientos metros cuadrados, ya que es librería, tienda de regalos y delicatessen, cafetería, escenario de exposiciones y eventos culturales de lo más variado. Sería complicado meterlo en una sola categoría.

La Fábrica en sí no necesita presentación, ya la conocemos como editorial de libros de fotografía desde el año 1995, creadora de la mítica revista Matador y coordinadora del Festival Photoespaña, por citar algunas de sus múltiples actividades.

Aunque ya era toda una institución para los aficionados a la fotografía, en mi opinión, esta nueva sede la acerca al público generalista que no frecuenta el circuito de galerías de arte o librerías especializadas.

Mis piezas favoritas son estos jarrones de Ailanto y los frascos de farmacia y demás artilugios de Rubenimichi. Pero si algo me ha sorprendido son las figuritas de animales hechas de cerámica de Sargadelos, que son una auténtica preciosidad. Calidad nunca le ha faltado, pero es admirable lo bien que se ha sabido adaptar a los tiempos modernos esta casa. Me habría encantado comprarme cualquiera de estas cosas, pero con Copito en casa, queda descartado totalmente cualquier artículo que no esté atornillado a los estantes.

Os advierto que es complicado salir de La Fábrica con las manos vacías y no sucumbir a la tentación de llevarse una botella de vino, una planta o un reloj Swatch. Así que, ojito con las tarjeta de crédito.