Ahora que ya ha terminado Photoespaña, ya tengo perspectiva para decidir cual ha sido la exposición que más me ha gustado.
Y la elegida es la propuesta de la tienda Loewe en Serrano 26: "Pinceladas" de Lillian Bassman.
Teniendo un connoisseur de la fotografía a mi lado es tentador dejarse llevar y fiarse de sus recomendaciones; pocas son exposiciones que yo le recomiendo a él, pero de vez en cuando yo también consigo sorprenderlo.
Tras abrirnos una ventana al universo Sartorialista de Scott Schuman o a la vida privada del clan Kennedy en sus anteriores exposiciones, esta vez Loewe nos descubre la obra de una de las fotógrafas de moda más influyentes del siglo XX.Seguro que os suenan más los nombres de sus colegas Richard Avedon o Robert Frank, pero ¿y si os digo que Lillian Bassman fue mentora de ambos al inicio de sus carreras?
Bassman (1917-2012), hija de inmigrantes ucranianos, se crió entre Brooklyn y el Greenwich Village y desde siempre su vida estuvo ligada a la fotografía.
Hasta se casó con otro fotógrafo Paul Himmel, al que conoció a los seis años de edad en Coney Island. A los quince años ya vivían juntos y su matrimonio duró setenta y tres años.Durante la década de los cuarenta y cincuenta firmó reportajes icónicos para la revista Harper's Baazar convirtiéndose en una de las primeras mujeres en trabajar la foto de moda.
Ese punto de vista femenino junto con su dominio del claro oscuro, el granulado intencionado de sus imágenes y lo etéreo de las figuras crearon un estilo genuino que nunca pasará de moda.
Igual que la editora de moda Diana Vreeland se inspiraba en el concepto de "The Girl", esa mujer perfecta que ella aspiraba ser de pequeña, Bassman también reconocía que " En mis fotografías proyecto lo me gustaría ser".
Bassman, artista completa, que dominaba el ballet, el dibujo y la pintura reconocía en su obra fotográfica la influencia del mundo del baile y de su pintor más admirado, El Greco.
A pesar del éxito alcanzado, en los años setenta decidió dar un giro a su carrera y abandonar la fotografía de moda en el convencimiento de que su estilo había pasado de moda. Lamentablemente durante aquella crisis destruyó cientos de copias y negativos que ya no le interesaban.
Afortunadamente uno de sus ayudantes consiguió guardar algunos de ellos y los sacó a la luz en la década de los noventa, lo que suscitó de nuevo un gran interés por la obra de Bassman y provocó que le llegasen nuevas ofertas de trabajo en revistas que no dudó en aceptar a pesar de su ya avanzada edad.
Si te ha gustado el post de hoy te interesará saber que la exposición "Pinceladas" de Lillian Bassman se traslada a la tienda Loewe de Barcelona y podrá visitarse entre el 8 de Septiembre y el 9 de Noviembre.
Fantástico post.
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