Hoy, muy a mi pesar, se escribe el último capítulo de la historia de Copito, una historia bonita pero que termina antes de lo esperado. Parece que fue ayer cuando me enamoré de este sordito de mirada triste nada más ver su foto en internet, pero ya han pasado cinco años y medio. Este gatín hizo realidad mi sueño de tener una mascota para mi sola y creo que yo también el suyo de encontrar un sitio al que llamar hogar.
Me consideraba su amiga, no su dueña, por eso nunca le puse collar ni traté de cambiarle ese nombre hortera que tenía por uno de los otros mil que me parecían más adecuados para una criatura tan preciosa.
Descansa en paz, gorditín. Doy gracias a Dios por haberte puesto en mi camino; cada día contigo era una aventura. Sin duda tenerte a mi lado fue una de esas cosas que hacen que la vida valga la pena.
Hola Eva, las entradas de tu blog siguen activas en el buscador y he dado con tu maravilloso blog de casualidad, he de decir que me ha encantado. Veo que hace meses no actualizas ni publicas, es una pena. Aunque séa una entrada al mes estaría genial que publicaras. Copito era una preciosidad. Yo también sé lo que es perder a éstos maravillosos compañeros de viaje, aunque estén poco tiempo con nosotros. Se siente su partida de una manera intensa y dolorosa. El tiempo lo hace ver de otra manera aunque el amor que nos dan es tan puro y tan sincero que la nostalgia nos ahoga de nuevo al recordarlos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Esencia. No descarto daros una sorpresa cualquier día de estos ;)
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