miércoles, 25 de julio de 2012

Cruce de Shibuya, Tokyo

Más de uno se habrá preguntado estos días... ¿Pero Eva no se había ido a Japón? ¿Y dónde están las fotos? Pues tenéis toda la razón, ha llegado el momento de escribir uno de los muchos posts que quiero dedicar a la ciudad de Tokyo.
Después de mucho pensarlo, he decidido comenzar con un tópico, un lugar muy conocido incluso para aquellos que no conocen la ciudad, pero que casa a la perfección con la imagen preconcebida que todos tenemos de Tokyo y sus habitantes.
 
Me refiero al Scramble Kousaten, más conocido como cruce de Shibuya, un conjunto de pasos de peatones en el centro de Tokyo que, como todo en Japón, está siempre lleno de gente, pero perfectamente organizado.
 
No es que sea el único de este tipo que hay en Tokyo, pero sí el más impresionante y multitudinario.Se dice que por allí transita más de un millón de personas al día y es sorprendente ver cómo se entrecruzan sin chocar, como hormiguitas con una ruta pautada de antemano. Intentar hacer algo así en España supondría un caos total con resultado de varios atropellos diarios...
 
¿Adonde va tanta gente? Pues unos vienen de la salida principal de la gigantesca estación de Metro de Shibuya y otros de la zona de tiendas que lo rodea.
 
Hay dos maneras de disfrutar del cruce de Shibuya: una es perderse entre la masa de gente y caminar como Scarlet Johansson en Lost in Translation.
 La otra, mi favorita, es observar el espectáculo desde el café Starbucks que hay justo en frente de la estación, desde donde están hechas la mayor parte de las fotos de este post.
Casi siempre está abarrotado de fotógrafos que pegan sus objetivos al cristal, pero si tienes suerte de encontrar una silla libre, puedes quedarte allí durante horas frente a un café.
 
Sé que a priori ver gente cruzando una calle no parece nada extraordinario, pero os aseguro que lo es; una se queda como hipnotizada, pensando en sus cosas pero a la vez atenta a cada viandante, fijándose en cada detalle, su ropa, su forma de comportarse, jugando a adivinar la pequeña historia de cada uno: éste acaba de salir de la oficina, ese otro ha ido de compras, el de más allá ha quedado con su novia...
Cada vez que el semáforo se pone en verde constituye un momento único e irrepetible. Siempre pasa lo mismo, pero siempre es diferente y cada vez sientes la necesidad de tomar una foto más.
¿Habéis visto alguna vez ese episodio de Friends en el que Phoebe piensa que puede encender y apagar la tele sólo con guiñar los ojos? Pues desde allí arriba se tiene una sensación parecida, como si fueses la encargada de controlar el tráfico...


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