domingo, 19 de enero de 2014

Casa Marcial: Nacho Manzano

A no ser que seas un loco de los rallies, y como mi compañero de mesa, conozcas de memoria el trazado de la Subida al Fito, es muy posible que te cueste un poquito encontrar Casa Macial.
Digamos que el pequeño pueblo de La Salgar, a cinco kilómetros de Arriondas, no es el típico lugar donde uno espera encontrar un restaurante con dos estrellas Michelin.
Ésta era la primera vez que iba a comer en un local que tuviese ese reconocimiento, ya conocía algunos de una estrella, tampoco demasiados, pero ninguno con dos. 
Así que por el camino iba pensando: qué hay que tener para que la emblemática guía se fije en ti. Si sólo hiciese falta dar bien de comer, en Asturias habría cientos; porque no hay duda de que en cualquier chigre nuestra geografía se puede degustar manjares deliciosos elaborados con las mejores materias primas.
La originalidad y la innovación constante son imprescindibles, no cabe duda, pero debe haber algo más; y ese algo más, para mí, es la atención al detalle, no dejar ni un cabo suelto para hacer de la comida una experiencia perfecta.
Suelo decir que soy de esas personas que comen con los ojos, y con esto no me refiero a un emplatado más o menos vistoso, que desde luego valoro muchísimo, si no otro tipo de cosas como el entorno, que en el caso de Casa Marcial parece hecho de encargo, como sacado de una novela pastoril; 
la decoración del comedor, la disposición de las mesas, la pulcritud de los  manteles, la iluminación, las copas Riedel relucientes, la vajilla diferente para cada plato y si me apuras hasta el papel pintado con pajaritos del cuarto de baño, por qué no.. 
Todo ello, junto con un servicio impecable, contribuye a crear una atmósfera especial, convirtiendo la visita a Casa Marcial en un paréntesis en la rutina de tu vida diaria.
El nombre de este restaurante aparece, inevitablemente, ligado al del cocinero Nacho Manzano, al frente del negocio familiar desde hace veinte años.
Reconozco que  soy eso que las madres llaman "mala comedora", pero conociendo la labor de investigación que lleva a cabo Nacho Manzano, me senté a la mesa con la mente abierta y dispuesta a disfrutar de todo lo que me sirvieran.
Así que en vez de ir a lo seguro y pedir un entrante, un plato principal y una botella de algún tinto que ya conociese, opté por arriesgar probando un menú de degustación compuesto por cinco platos y dos postres acompañado del maridaje de blancos y sidras seleccionado por el sumiller Juan Luis García, un murciano que no dudó en cerrar su negocio para venir a trabajar a Casa Marcial y que a pesar de no ser asturiano, apuesta al cien por cien por las nuevas sidras que se producen en nuestra tierra. A continuación os enseño, uno por uno, todos los platos del menú:
Para empezar, cuatro aperitivos cortesía de la casa. El primero fue la tosta de pipa de calabaza con mantequilla de Arbequina.
Para acompañar yo tomé un cava de la bodega Alta Alella, Privat Nu 2011, elaborado con uva pensal blanca.
Y mi compañero de mesa una sidra de autor Emilio Martínez Brut Nature procediente del llagar el Gobernador en Villaviciosa.

Continuamos con el canutillo de maíz con curry.


Manzanitas de Afuega'l pitu, queso por dentro y almíbar por fuera, tan bonitas que da pena comérselas.

Salmón con mix de especias y su piel. Maravilloso, desde la presentación en esa tulipa hasta la textura crujiente de la piel y el aroma a ahumado.
Y pasamos a los platos principales del menú. Nécora que se come entera, adornada con elementos tan sorprendentes como el chile o las algas como acompañamiento del marisco.
Como acompañamiento Sidra Brut Prau Monga 2006, elaborada en Nava por Viuda de Angelón.
Tortellini de faisán en su caldo, algas y zanahorias tiernas.
Imposible resistirse a mojar pan en el caldo, sobre todo si te dan a elegir entre escanda, maíz y frutos secos, a cual más apetitoso.
Huevo, algas, hierbas de las marismas, consomé de otoño y paloma.
La propuesta de maridaje tanto para los tortellini como para el huevo fue la Manzanilla de Jerez San León Reserva de la Familia, hecha en Sanlúcar siguiendo el método tradicional, sin filtrar.
Tórtola con cremoso de maíz, hongos y fabes verdes.
Aquí viene el momento histórico en que me animo a probar una faba en un acto de total confianza hacia la cocina de Nacho Manzano, porque yo nunca como legumbres de ningún tipo.
Merluza en su jugo con jalapeños, una combinación que jamás hubiese pensado que funciona, pero vaya si funciona...
Para la tórtola y la merluza, Juan Luis nos propone Mengoba sobre lías 2008, un blanco del Bierzo hecho con uva godello y doña blanca.
Llegamos al postre, donde están presentes los tradicionales quesos asturianos: Varé, Pría y Gamoneu, con mermelada de limón, ciruela y frambuesa.
Para acompañar el queso, otra sidra procedente de Sariego, Valverán 20 Manzanas, un producto  inspirado en las sidras de hielo de Quebec, que consigue conservar todo el dulzor de la manzana gracias a su congelación previa.
Coco invertido con fruta de la pasión, helado de hierba luisa e hilos de chile, una explosión de sabores, sobre todo el del helado, un frescor que se agradece al final de una comida tan copiosa.
Y el último de los vinos éste dulce, El Sequé 2011, elaborado en Alicante con el mismo proceso que los vinos de Oporto.
Llegado el momento de los cafés y licores, nos ofrecieron salir a la terraza,
pero yo, que me había enamorado del porche nada más verlo, preferí tomarlo allí, me pareció mucho más acogedor.
Aunque el nombre de Nacho Manzano fue una constante a lo largo de la comida: "Esto es una creación de Nacho", "A Nacho le gusta así"... la verdad es que a él no se le veía por ninguna parte.
Teniendo en cuenta que la familia cuenta con otro restaurante, "La Salgar", en Gijón, que hace poco también desembarcó en Londres, con Ibérica Canary Wharf, que asiste a congresos, actos de promoción, programas de televisión...
parece lógico que delegue cada vez más en su equipo de confianza, parte del cual podéis ver en esta foto: Juan Luis García, Ana Mª Dogos y Olga Manzano, que se encarga del comedor.
Pues no, aunque no sea de los que se prodigan saludando de mesa en mesa, Nacho Manzano está a diario donde debe estar, entre los fogones de su cocina. Como sé que no lo tiene por costumbre, le agradezco que saliese expresamente a saludarme y dedicarme unos minutos en la sobremesa.
Pero ahí no terminaron las atenciones, antes de irme, Juan Luis me invitó a ver la cocina, explicándome la historia de la casa, en tiempos un chigre regentado por el abuelo de los hermanos Manzano, donde cocinaba su  madre Olga y donde hizo Nacho sus primeros tortos, su primer plato estrella.
En la sala donde jugaban Nacho y sus hermanas de pequeños está ahora el comedor del piso de arriba.
Poco queda ya de esa cocina y de la casa familiar tras las profundas reformas que la han modernizado dotándola de la tecnología más vanguardista.
Y es que, si es difícil entrar en el olimpo Michelin, más complicado es mantenerse. Exige trabajo diario y no bajar nunca la guardia, ya que uno nunca sabe cuándo va a recibir la visita sorpresa de uno de los inspectores.
También conocí el sancta sanctorum de Nacho Manzano, la cocina y pequeño comedor donde hace sus experimentos culinarios y recibe a sus amigos.
Como veis, además de comer de lujo, me abrieron de par en par las puertas de Casa Marcial y se puede decir que entré hasta la cocina.
 
Sólo me quedaba visitar los dominios de Juan Luis, la bien surtida bodega y despedirme con muchas ganas de volver. Como sé que muchos ya os estaréis lanzando al teléfono para reservar, os advierto que estará cerrado hasta el mes de abril, así que armaos de paciencia e id planificando una escapada a Arriondas la próxima primavera para probar las novedades, que sin duda, las habrá.
Casa Marcial-Nacho Manzano
La Salgar, s/n
33540 Arriondas
www.casamarcial.com
Tlfno reservas: 985 84 09 91

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