lunes, 27 de enero de 2014

Jesús Limárquez: Maestro colodionista

Si eres de los que cree que las cámaras "de carrete" son una reliquia, si crees que los que aún manejan película de 35mm y papel baritado son una panda de locos románticos, espera a ver el post de hoy...
Jesús Limárquez (Madrid, 1974), practica la fotografía de forma autodidacta desde hace más de dos décadas pero hay una técnica en particular a la que le ha dedicado muchas horas de laboratorio y muchos quebraderos de cabeza en los últimos años.
Se trata del colodión húmedo, una disciplina fotográfica que se remonta a 1850, no mucho más moderna que el daguerrotipo, pero que supuso todo un avance con respecto a éste al reducir el tiempo de exposición requerido a unos pocos segundos. Limárquez conoció el colodión gracias a libros de artistas como el nortamericano Edward Sheriff Curtis y enseguida se enamoró de este proceso artesanal que podía controlar personalmente de principio a fin.
Aunque la química no es lo mío, trataré de explicaros muy someramente qué es y como se realiza un colodión. El soporte utilizado es una placa de cristal o metal que se ha de limpiar escrupulosamente antes de verter sobre ella el colodión, mezcla que da nombre a todo el proceso. Seguidamente, ya con la luz apagada, se sumerge la placa en un baño de nitrato de plata y se introduce en un chasis que va directo y rápidamente a la cámara de placas que veis aquí para proceder a su exposición.
Una vez captada la imagen, de vuelta en el laboratorio, se revela la placa, se lava para eliminar los restos de revelador y se fija. Os confieso que después de tantos años, sigo conteniendo la respiración cuando veo surgir un paisaje o un retrato de la nada; y por más que me expliquen que se trata de un mero proceso químico, para mí siempre será magia. 
Llegados a este punto, sólo resta barnizar la copia cuando esté bien seca. Limárquez lo explica muy bien en este vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=A3brFPn9hCI
Visto así parece fácil, pero os aseguro que el conocimiento de esta técnica requiere años de estudio y de ensayos fallidos. Para empezar, es necesario mezclar en el laboratorio todos los productos químicos que antes hemos visto porque no se encuentran ya preparados en el mercado.
Por otro lado es difícil calcular el tiempo de exposición, que puede ir desde dos segundos a un minuto dependiendo de la luz y de la profundidad de campo. Aquí tengo que advertiros, desde el punto de vista del modelo, que posar totalmente inmóvil durante cinco o seis segundos es más complicado de lo que uno pueda pensar a priori, pero el resultado merece la pena.
En nuestro país hay muy pocas personas expertas en colodión a las que se pueda pedir asesoramiento cuando te surgen dudas. Son pocos los que lo practican y aún menos los que lo dominan. Parece ser que los grandes del colodión están en Estados Unidos y la técnica tuvo un resurgimiento cuando los aficionados a recrear batallas de la guerra de Secesión comenzaron a emplearla para dar más realismo a sus retratos de época.
Después de todo lo que os he contado, entenderéis que cuando Limárquez se ofreció a hacernos a mi fotógrafo de cabecera y a mí eso que él llama "un retrato cariñoso" , sólo había una respuesta posible: ¿Cuándo y dónde?
Si os ha picado curiosidad y queréis iniciaros en la técnica del colodión, estáis de suerte. Limárquez imparte talleres de esta disciplina periódicamente en SlowPhoto, escuela que regenta en Madrid junto con sus colegas Jose M Magano y Rubén Morales.

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