domingo, 18 de diciembre de 2016

Güeyu Mar de Abel Álvarez

Créeme, hacerme comer cuando era niña no era tarea fácil, bien lo sabe mi pobre madre; pero si había un truco infalible éste era sin duda darme pescado. Lo mismo me daba que fuese azul o blanco, caro o barato, frito o al horno, todos me gustaban y todos los comía sin rechistar.
Afortunadamente el problema de la inapetencia se resolvió hace ya tiempo, pero los productos del mar siguen siendo mi debilidad, así que el otro día mi compañero de piso me dio una alegría al anunciarme que me invitaba a comer en "Güeyu Mar".
De este establecimiento y de su propietario Abel Álvarez había oído ya hablar mucho y bien, especialmente a mi colega blogger Kiko Menéndez, alias El Asturiano Fartón, amante de la buena mesa como yo y con el que intercambio a menudo recomendaciones culinarias de todo tipo.
El local, una casita de piedra acogedora y coqueta goza de una ubicación privilegiada frente a la playa la Vega, que es una de las preferidas de los surferos de Ribadesella y alrededores. Allí se establecieron Abel y su esposa Luisa hace ya casi una década, dedicándose en exclusiva a los pescados y mariscos del Cantábrico que compran a proveedores locales, de la rula al plato como se suele decir.
Nada más entrar, la cocina de Abel inspira confianza porque la parrilla donde elabora sus famosos peces a la brasa está a la vista de todos, limpia y reluciente y todo el que quiera puede verlo trabajar, de hecho no fui yo la única en levantarme de la mesa para hacerle una foto. 
Rodaballo, lubina, rey, angula, almejas, ostras y demás tesoros del fondo del mar se exhiben en una vitrina frente a la puerta para que no haya duda de que lo que allí se sirve es producto fresco y de primera calidad.
Güeyu mar ofrece dos menús de degustación diferentes, una opción excelente para probar un poco de todo en una primera visita, pero en esta ocasión nos fuimos directos a la carta porque lo teníamos muy claro. En lo único que nos costó un poco ponernos de acuerdo fue en la elección de la bebida. Mi acompañante sólo bebe tinto y a mí se me hacía la boca agua ante el despliegue de blancos, cavas y champagnes. Así que llegamos a una solución intermedia pidiendo una sidra de nueva expresión.
Tras un consomé cortesía de la casa y un pan de maíz con aceite de los mejores que he probado en mi vida arrancamos con un entrante de salpicón de bogavante, una de las especialidades de la casa.
Viendo la fachada del restaurante, la elección para el plato principal no podía ser otra, había que probar el rey, especialidad de la casa. Permíteme un poco de wikipedia para el que no conozca este pescado: el rey o virrey es un pescado blanco que habita aguas profundas, de sabor amariscado y textura similar a los pescados de roca, se pesca durante todo el año en El Cachucho, una cordillera submarina que existe frente a las costas asturiana.
Preparado en las brasas que os enseñé antes de la manera más simple y a la vez más complicada posible, en su punto justo, ni crudo ni seco, con un regusto a ese "agua de Covadonga" con el que Abel rocía sus pescados, cuya receta está más protegida que la fórmula de la Coca-Cola. El corte y la manera de colocar el pez en la parrilla, la parte central por un lado y la cabeza y la cola por otro garantizan que llegue a la mesa en óptimas condiciones.
Después de degustar este ejemplar y cometiendo un gran exceso, decidimos pedir postre. Mi acompañante se decidió por un helado de turrón con chocolate caliente.
A mí se me iluminaron los ojos cuando al ver juntas dos de mis palabras favoritas: "tarta" y "gamonéu". Uno de mis quesos favoritos integrado en un postre, una tarta horneada y acompañada de una salsa de higos, qué más se puede pedir... la apuesta era segura.
Para finalizar unos cafés, unos chupitos de orujo de sidra y un paseo por la playa de Vega para poner el broche de una comida diez.
Restaurante Güeyu Mar
Chef Abel Álvarez
Playa de la Vega, 84
Ribadesella
Reservas: 985 86 08 63
Web

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